jueves, 11 de marzo de 2010

La rumba sin alternativas (1994)


4 de febrero. Aun iniciaba 1994 y los destacados periodistas Andrés Zambrano y Mauricio Silva dedicaron una página de El Tiempo a evaluar el presente y el futuro de los bares capitalinos que desde finales de los 80 nutrieron la escena alternativa. Esa que vio el auge y la despedida de Hora Local, los escenarios que permitieron al rockero bogotano conocer la genialidad de Estados Alterados y Juanita Dientes Verdes, las tarimas sobre las cuales mutaron las propuestas urbanas de Distrito Especial, el territorio donde brotó esa notable semilla del rock nacional personificada en Aterciopelados, La Derecha, Yuri Gagarin y 1280 Almas, el mundo de las justificadas ilusiones de los proyectos tan notables como olvidados de Xolo Digital, Monóxido, Zigma y hasta (valga recordarlo) Doble UC.

Así es que para nuestra frágil memoria rockera valga este gran documento: los espacios donde deambuló toda una generación, el mapa vivo de las noches underground que hicieron posible el capital musical que hoy circula en festivales al parque, radiónicas o myspaces.

En Bogotá hay pocas alternativas para los alternativos; las que había están desapareciendo, pero no por quiebra económica, sino porque casi todos han sido sellados. En términos de mercado, estos bares alternativos son todo un éxito, lo cual, por una extraña paradoja, se ha convertido en una de las razones de su desgracia. Es que ver a tanto pelao junto pone el cuero de gallina a cualquier transeúnte normal y por lo mismo alerta a las autoridades.

Fue frecuente encontrar corrillos al frente de las puertas de Barbie, TVG, Vértigo Campo Elías o el Bol & Bar, hoy bares cerrados (perdón, sellados), de jóvenes que no podían entrar, porque adentro no cabía un tinto.

La cosa es peor cuando tocan grupos. A la gente le da nervios y empieza a imaginar cosas. Como ven mechudos les da como cosquillas. Además, como la música no es vallenato ni salsa, sino rock... , dice Héctor Buitrago, el gurú de la rumba underground bogotana.

En Bogotá, el gueto de los alternativos se puede comparar a un combo de gitanos de fin de siglo; nómadas que acarrean su rumba por toda la ciudad. Son como parias y los viven expulsando de todos los lados. Pero cada vez son más.

A finales de los años ochenta, su sitio predilecto de diversión fue la calle 10 en el histórico barrio de La Candelaria, en Bogotá. El equivalente a la carrera quinta de los salsómanos en los años setenta.

Durante seis meses, esa calle fue la única expresión masiva de todos aquéllos que viajaban en contravía no confundir con los hippies. En esa época, al centro de Bogotá, exactamente a unas tres cuadras de las más sagradas instituciones del país, llegaban centenares de jóvenes que venían atraídos por grupos como The Cure, Joy Division o la nostalgia de los Clash o los Doors.

En esa sola cuadra había cuatro bares, Tranvía Bar, La Casona, Barbarie y Estación Central. Pero la dicha no duró mucho. Casi todos fueron cerrados el mismo día, después de una batida de la policía.

A partir de ahí la historia ha sido la misma. Buitrago, que hoy es más conocido por ser el bajista de los Aterciopelados, dice que siempre es la misma historia: los vecinos se quejan, parece que no pueden ver a un grupo de jóvenes divertirse juntos . En esto de lo alternativo, Buitrago ha sido persistente. Después de haber estado en La Candelaria emigró hacia el norte, a la carrera séptima con 146, de allí lo sacaron a los pocos meses. Lo mismo le sucedió a mediados del año pasado con su bar Astrolabio y a finales del año pasado con Transilvania.

Pero ese es el mismo caso de Rotten Rats, Vértigo Campo Elías y TVG, LSD, Membrana, entre muchos otros. Un caso aparte fue el de Bol & Bar donde sus dueños se vieron obligados a cerrar por la presencia y las agresiones a su clientela por parte de un grupo de neonazis.

Apague esa música. Pero, qué pasa con los alternativos?, por qué los expulsan de todos lados? Por lo general estos bares han estado ubicados en zonas residenciales donde el alto volumen de los equipos y el bullicio perturba la tranquilidad de los vecinos.

Los jóvenes que asisten a estos bares quieren encontrar todo lo que no pueden hallar, incluso lo que no están buscando.

Por apenas 3.000 pesos, lo que cuesta en promedio la entrada, se rompen todos los valores estéticos que se conocen... allí no hay moda. Es un concepto que va en contra de sus principios. Cada quien reivindica el derecho a ser diferente.

Se calzan botas de combate o sandalias. O tan solo los jeans y la franela son suficiente. Es una actitud, y estos sitios son una respuesta de la juventud a la masificación. Me visto así porque me da la gana; no nací en Beverly Hills, sino en la Clínica Palermo , dice Andrea, una joven de 16 años que luce la cabeza rapada.

La música que se escucha es precisamente la que no transmite la radio. Es rock no convencional, que no circula por los canales tradicionales: lo alternativo. En una entrevista, Eddie Weder, del grupo Pearl Jam dijo, al observar la carátula de Time con la foto de su banda: A veces odio de veras a ese chico , refiriéndose a sí mismo. Mientras tanto, Alejandro, un estudiante de filosofía, asegura: es que ésta es la música que me gusta, estoy aburrido de Michel Jackson y Whitney Houston .

Quizás por este mismo criterio, estos bares fueron los que mantuvieron vivo el espíritu del rock y le abrieron las puertas en vivo a grupos como La Derecha, 1280 Almas, Darkness, Catedral y muchos de los que ahora hacen parte de la corriente de nuestro rock.

Para Giovanni Gómez, dueño del bar Bunker, allí se busca apoyar el rock nacional y por eso siempre tenemos una banda en vivo. Pero sobre todo buscamos dar una alternativa al rock, rompiendo la monotonía de los bares convencionales, ofreciendo diferentes ambientes. Aquí se puede charlar, bailar como se quiera, tomar un trago, gritar, soñar; todo, dentro de la decencia. Es importante que la gente se encuentre tranquila, al son del rock y por eso aquí hay un gran calor humano .

La propuesta estética también alcanza otras áreas como el baile y la decoración. El pogo es quizás el fenómeno más conocido de los bares alternativos y al mismo tiempo el que ha sido más tergiversado.

En materia de decoración, casi todos los bares alternativos recuperan elementos de la cultura popular: San Victorino y el Cementerio Central son los proveedores de sus objetos. No quieren saber nada de la cultura light, ni estar in, ni siquiera acercarse a lo Kitch.

Todo es válido: lo bello, lo simpático, lo radiante, lo alegre, lo nostálgico, lo feo, lo dramático, lo lúgubre. Cuando decidimos decorar, todos aportamos nuestros pequeños juguetes que a su vez son nuestros deseos , afirmó Carlos A. Benavides, ex disc jockey de Florhisteria.

Y así se crean ambientes donde las paredes están pintadas con el amarillo pollito y el rosado Soacha; y sobre ellas fotos antiguas e imágenes religiosas. En el suelo puede haber una lápida con un tapete de pétalos de rosa y en el techo un féretro.

Monica Vásquez, socia del bar Kalimán, dice: todo lo que hay aquí es lo que está ahí, en la calle. Es como subirse a un bus urbano.

Algunos de estos jóvenes darían lo que fuera por un ejemplar de Kalimán, la máxima expresión del comic latinoamericano, un superhéroe con pasaporte mexicano y con clara inspiración hindú. En otros, se adoran las patillas del libertador Bolívar, la foto de la abuelita o el Señor de los Milagros. Cualquier cosa que vaya contra la corriente y a veces... las buenas costumbres.

Aunque parecen estar en vías de extinción, los bares alternativos tienen su tabla de salvación: explotar la tradicional inconformidad de la juventud de todos los tiempos.

Nombre del bar (Año de inauguración) Dirección. (Situación)
Iron Speed (1987) Calle 45 con carrera 15. (Cerrado)
Barbarie (1988) Calle 10 con carrera 3a. (Cerrado)
Tranvía Bar (1988) Calle 10 con carrera 4a. (Cerrado)
La Casona (1988) Calle 10 con carrera 4a. (Cerrado)
Estación Central. (1988) Calle 10 con carrera 3a. (Cerrado)
Music Factory (1988) Carrera 13A con calle 15. (Abierto)
Rapsoda (1988) Calle 84 con carrera 13. (Cerrado)
Barbie (1990) Calle 146 con carrera 7a. (Cerrado)
Vértigo, Campo Elías I (1990) Calle 34 con carrera 13A. (Cerrado)
TVG (1991) Calle 53 con carrera 10. (Cerrado)
Fangoria (1992) Calle 70 con carrera 5a. (Cerrado)
Vena Arteria (1992) Calle 28 con carrera 4a. (Cerrado)
Rotten Rats (1992) Calle 94 con carrera 15. (Cerrado)
Acme (1992) Calle 53 con carrera 10. (Cerrado)
Suburbia (1992) Calle 127 con autopista (Cerrado)
Vértigo, Campo Elías II (1992) Calle 50 con carrera 20 (Cerrado)
Bol & Bar (1992) Calle 63 con carrera 9a. (Cerrado)
Membrana (1992) Calle 46 con carrera 7a. (Cerrado)
Astrolabio (1992) Calle 86 con carrera 14. (Cerrado)
Blade Runner (1993) Calle 36 con carrera 15. (Abierto)
LSD (1993) Calle 53 con carrera 10. (Cerrado)
Amor líquido (1993) Calle 76 con carrera 15. (Cerrado)
Vértigo Campo Elías III (1993) Calle 53 con carrera 10. (Cerrado)
Heaven (1993) Calle 67 con Caracas. (Abierto)
Transilvania (1993) Carrera 7a. con calle 59. (Cerrado)
Florhisteria (1993) Calle 65 con carrera 7a. (Cerrado)
Sátiro (1993) Calle 54 con carrera 7a. (Abierto)
Bunker (1993) Calle 67 con carrera 7a. (Abierto)
Kalimán (1994) Calle 82 con carrera 14. (Abierto)
.

2 comentarios:

  1. Quede sin palabras. Que buen ejercicio al recopilar esos datos. Y que tiempos aquellos.

    ResponderEliminar
  2. Ufff..pagaría porque existieran de nuevo esos tiempos, se disfrutaba más ir a meterse en un bar ..tiempod aquellos que no volverán...

    ResponderEliminar